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Así se cometieron los más grandes robos de obras de arte


A mano armada como atracadores de bancos, sigilosamente durante la noche o incluso disfrazados de policía: así han actuado los ladrones de obras de arte.



La Historia del Arte, en su gran amplitud, incluye también un curioso y oscuro apartado: la historia de los grandes robos de obras.
Las obras de arte son muy codiciadas por el crimen organizado: no muy grandes, con un gran valor monetario y relativamente fáciles de transportar y ocultar, siempre han sido un activo muy cotizado en el mercado negro. En ocasiones, las medidas de seguridad de los museos fallaron o no fueron suficientes frente a la astucia o la violencia de los ladrones. 
A modo de ejemplo, recordamos dónde, cuándo y cómo se cometieron los más grandes robos de obras de arte de la historia. Y nos sorprende encontrar que son muy recientes. 

El caso Gardner: El mayor robo de arte de la Historia Moderna.

Uno de los mayores robos de arte de nuestra historia reciente tuvo lugar poco después de la medianoche del 18 de marzo de 1990 en Boston, en el Museo Isabella Stewart Gardner.
Concretamente, a la 01:24h de la madrugada, dos ladrones, vestidos como oficiales de policía de Boston, consiguieron acceder al museo, explicando al guardia de seguridad que les atendió que estaban respondiendo a una llamada de emergencia por unos disturbios en los alrededores. Los presuntos policías le preguntaron si había algún otro guardia de servicio, a lo que él  contestó que su compañero estaba arriba haciendo la ronda.
Siguiendo las órdenes de los ladrones, pero contraviniendo las normas oficiales, el guardia les abrió la puerta de seguridad del museo para que  confirmaran que todo iba bien en el interior y en los jardines, además de llamar a su compañero para que bajara. Una vez juntos los cuatro en el mostrador de seguridad, los ladrones simularon que tenían una orden de detención del primer guardia, y procedieron a esposarlo, reduciendo a los vigilantes rápidamente. "Caballeros, esto es un robo", les informaron entonces. Procedieron  a amordazarles y les taparon los ojos; les tiraron boca abajo en el suelo del sótano, separados, inmovilizados de pies y manos, y esposados a las tuberías de calefacción.
Se llevaron 13 obras de Vermeer, Rembrandt, Manet y Degás, entre otros, valoradas en unos 500 millones de dólares.
Hasta la fecha -hace pocos meses se han cumplido 26 años del robo- las obras no han sido recuperadas y se desconoce su paradero.

El robo del Museo de Arte Moderno de París, en 2010

A las 7 de la mañana del 20 de Mayo, cuando llegó a trabajar el personal del Museo de Arte Moderno de París, ubicado en el llamado "Palacio de Tokio", se constató que 5 importantísimas obras habían desaparecido. Se trataba de El olivo cerca del estanque (1906), de Georges Braque; La Pastoral (1906), de Henri Matisse; La mujer del abanico (1919), de Amedeo Modigliani; Naturaleza muerta con candelabro (1922), de Fernand Léger y La paloma con guisantes (1911), de Pablo Picasso.
El valor estimado de este impresionante conjunto de obras podría alcanzar también los 500 millones de euros.
Las cámaras de vigilancia grabaron la imagen de un hombre, al parecer enmascarado,  entrando en el museo, pero los guardias nocturnos no habían visto nada. Mas tarde se supo que  los ladrones entraron rompiendo la verja que rodea el recinto y entraron por una ventana destruyendo los candados. En su huída dejaron atrás los marcos de los cuadros, de los que habían desmontado las obras. El sistema de alarmas contra robos no funcionaba desde hacía 2 meses. El personal del museo había avisado de ello a sus superiores, pero dado que los servicios de seguridad del Museo de Arte Moderno dependían de la alcaldía de París, se debía informar primero a la alcaldía, que manifestó no tener noticia de estas averías en las cámaras.
Ninguna de las obras robadas estaban aseguradas. Las obras de este museo, igual que en el caso de otros museos como el Louvre o el Centro Pompidou, sólo se aseguran cuando salen del recinto. Son obras totalmente invendibles, conocidas en todo el mundo, repertoriadas, propiedad de un museo público, que ningún coleccionista podría comprar sin riesgo de ir a la cárcel. La Policía Judicial francesa distribuyó imágenes de las obras en Interpol. Las obras aún no han aparecido.

Los ladrones del coche blanco: Museo Bürhle de Zurich.

Este robo ha sido considerado por la policía como el mayor robo de arte en la historia de Suiza, incluso algunos medios europeos lo han calificado como 'el robo del siglo'. Es uno de los mayores del mundo en los últimos 20 años.
En Zurich, el 10 de febrero de 2008, unos ladrones enmascarados y armados con pistolas llegaron en un coche blanco a la Fundación Emil Bührle, media hora antes de que cerrase. En la entrada, uno de los tres ladrones armados obligó al personal del museo a tirarse al suelo, mientras los otros dos entraron en la sala principal de la planta baja, donde se exponían los cuadros.
Robaron cuatro cuadros de maestros impresionistas del siglo XIX valorados en más de 112 millones de euros: Las amapolas cerca de Argenteuil (1879), de Claude Monet; El conde Lepic con sus hijas (1871), de Edgar Degás;  Ramas de castaño en flor (1890), de Vincent Van Gogh y El muchacho con chaleco rojo (1888-90), de Paul Cézanne. Todas ellas eran obras muy destacadas del periodo impresionista, pero estaban protegidas solamente por un cristal, que rompieron para luego descolgar las obras y llevárselas, ante 15 visitantes y varios trabajadores del museo. Después, y aunque se activó la alarma, los ladrones consiguieron salir del edificio con los cuadros y escapar en el coche blanco que habían aparcado enfrente y en el que les esperaba el cuarto miembro de la banda.
Las obras robadas son también invendibles en el mercado legal, porque son mundialmente conocidas. El museo anunció en su momento una recompensa de 60.000 euros para quien ofreciera algún indicio sobre las obras y sobre los autores del robo.
La policía detalló que uno de los ladrones hablaba alemán con acento de Europa del este, por lo que se barajó la hipótesis que los ladrones formaran parte de una banda de ex militares de esos países. Para impedir que las obras salieran de Suiza, la policía desplegó un importante operativo para localizarlas.
Finalmente, nueve días después del robo, dos de las obras- el Van Gogh y el Monet -valoradas ambas en unos 44 millones€- fueron localizadas, precisamente en el interior de un coche blanco con matrícula falsa, aparcado en el garaje de la Clínica Universitaria de psiquiatría de Zúrich. El muchacho con el chaleco rojo de Cézanne y El Conde Lepic con sus hijas, de Degas, siguen sin aparecer.

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